El nuevo Bond disipa los recelos de los seguidores de la serie
Daniel Craig convence en Casino Royale (2006), que el martes se estrenó en Londres: James Bond ha vuelto y viene pegando duro. Embarcado en una aventura sin tantos efectos especiales ni artilugios fantásticos, el espía más rentable que haya servido jamás a la corona británica ha dado en el blanco con Casino Royale (2006). A pesar de los pronósticos adversos, Daniel Craig ha superado la prueba. Los críticos le han investido ya como uno de los mejores Bond de todos los tiempos, comparándole con el mítico Sean Connery.
Atlético, masculino, con estilo propio y, por si fuera poco, buen actor, Craig ha evaporado el escepticismo de la mayoría de los fans. En agradecimiento a tantos desvelos, la reina Isabel II en persona, asistió el martes en Londres al estreno de la película, en una gala benéfica que será recordada como la del primer 007 rubio en la historia del cine.
Este es el tipo de experiencia que te ocurre una vez en la vida y estoy intentando disfrutarla, declaró el actor, muy incómodo en este tipo de eventos publicitarios. Solo he tratado de hacer una buena película. Esta tiene todo lo que se necesita y mucho más para ser una buena película Bond, señaló Craig, aclamado por cientos de admiradores en la alfombra roja de Leicester Square, donde tuvo lugar la gala benéfica.
Casino Royale (2006) supone un nuevo reto de Eon, la productora de Barbara Broccoli, en la campaña para revitalizar el culto a Bond y la franquicia de una marca que sigue generando enormes sumas de dinero. La elección del inglés Craig, que nada tiene que ver con su predecesor, el irlandés Pierce Brosnan, ya fue un signo de ruptura. El propio personaje marca ahora distancias en el filme. Cuando en una escena ritual le preguntan si prefiere su cóctel de Martini removido en la copa o agitado en la coctelera, la respuesta de Bond -¿tengo yo pinta de que eso me importe un comino?- es un corte de mangas a la tradición.
La película conserva, sin embargo, toda la esencia de la popular serie: mujeres bellísimas (como la actriz Eva Green), los escenarios exóticos de Venecia y Barbados, veloces Aston Martin en espectaculares persecuciones y unos malos de una crueldad imposible. Los productores decidieron cortar en Gran Bretaña, donde la película está clasificada para mayores de 12 años, una escena en la que los villanos torturan a Bond tratando de arrancarle la parte más íntima de su anatomía con el cordón de unas cortinas. Afortunadamente, no logran su propósito, y ahí queda ese glorioso momento en el que Craig, con un bañador azul, emerge de las aguas del océano. Es la versión masculina de la inolvidable Ursula Andress de biquini blanco en Agente 007 contra el Doctor No (Dr. No, 1962).